La Primera Guerra Mundial, que comenzó en 1914, se convirtió en uno de los conflictos más significativos y destructivos de la historia. Australia, como parte del Imperio Británico, entró en la guerra, lo que tuvo un impacto significativo en su desarrollo y en la identidad nacional.
Australia declaró la guerra a Alemania el 4 de agosto de 1914, solo unos días después del inicio del conflicto en Europa. Las principales razones por las que Australia participó en la guerra incluían:
El ejército australiano comenzó a formarse rápidamente después de la declaración de guerra. Se crearon las Fuerzas Imperiales Australianas (AIF), que se convirtieron en las principales unidades de combate. Los primeros contingentes fueron enviados a Europa en 1914.
La movilización de tropas se llevó a cabo rápidamente, sin embargo, la preparación fue limitada. Muchos soldados no tenían experiencia militar y recibieron entrenamiento en condiciones de entrenamiento rigurosas.
Las tropas australianas participaron en una serie de batallas clave que se convirtieron en emblemáticas tanto para ellas como para la guerra en general.
Uno de los episodios más conocidos fue la batalla de Gallipoli (1915), donde las tropas australianas y neozelandesas (ANZAC) intentaron capturar el estratégicamente importante estrecho de los Dardanelos. A pesar de los éxitos iniciales, la operación terminó en fracaso y con un alto número de víctimas.
Las tropas australianas también participaron en combates en el Frente Occidental, incluyendo las batallas del Somme y de Pozières. Demostraron una alta efectividad en combate y valentía, por lo que fueron condecoradas.
La participación en la Primera Guerra Mundial tuvo un profundo impacto en Australia. La guerra condujo a pérdidas humanas significativas: de 400,000 australianos que sirvieron, más de 60,000 murieron y muchos resultaron heridos.
La guerra contribuyó a la formación de la identidad australiana. Muchos australianos estaban orgullosos de haber servido en el ejército y se volvieron más patrióticos. La fecha del 25 de abril, cuando tuvo lugar el desembarco en Gallipoli, se convirtió en el Día ANZAC, simbolizando los sacrificios de los soldados australianos.
La economía de Australia también experimentó cambios significativos. La guerra llevó a un aumento de la industria y la producción, sin embargo, después de la guerra, la economía enfrentó dificultades y desempleo.
Tras el final de la guerra en 1918, Australia enfrentó desafíos relacionados con la rehabilitación de los veteranos y la reconstrucción del país. El gobierno tomó medidas para apoyar a los exsoldados, incluyendo programas de tratamiento y capacitación.
La participación de Australia en la Primera Guerra Mundial fue un hito significativo en la historia del país. Esta experiencia formó la identidad australiana y dejó una huella indeleble en la memoria nacional. La memoria de las víctimas y el heroísmo de los soldados australianos continúa siendo conmemorada hasta el día de hoy.