En el siglo XX, Venezuela experimentó una serie de cambios significativos, incluyendo un auge económico impulsado por los recursos petroleros y profundas crisis políticas que dejaron una huella imborrable en la historia del país. Este período se caracterizó por la transformación de la estructura social, reformas económicas e inestabilidad política, creando un contraste entre el crecimiento económico y los disturbios sociales.
El auge económico en Venezuela comenzó a principios de la década de 1920, cuando el país empezó a desarrollar activamente sus recursos petroleros. Venezuela poseía unas de las mayores reservas de petróleo del mundo, y para la década de 1920 se convirtió en uno de los principales productores de petróleo. Esto llevó a ingresos significativos por exportaciones, lo que permitió al gobierno invertir en infraestructura y programas sociales.
El auge en la industria petrolera fomentó el crecimiento de la clase media y la migración de personas desde áreas rurales a ciudades en busca de empleo. Esto también promovió la urbanización, lo que transformó las estructuras sociales tradicionales. Los trabajadores comenzaron a organizarse en sindicatos y exigir mejores condiciones laborales, lo que se convirtió en la base para futuros conflictos sociales.
A pesar del crecimiento económico, la situación política en Venezuela seguía siendo tensa. En 1945, ocurrió un golpe de estado que llevó al poder a un gobierno democrático. Sin embargo, la lucha política entre diferentes partidos continuó, lo que resultó en nuevos golpes de estado y regímenes dictatoriales. Para 1958, tras una larga lucha, se restauró la democracia y Venezuela entró en un nuevo período de estabilidad.
Venezuela no permaneció al margen de la política mundial. La Guerra Fría impactó en los asuntos internos del país, ya que ambas superpotencias buscaban establecer influencia en América Latina. Los gobiernos de Venezuela, por lo general, buscaron un equilibrio entre Estados Unidos y la URSS, lo que se reflejó en su política interna y externa.
Para la década de 1970, Venezuela enfrentó nuevos problemas económicos. A pesar del crecimiento inicial, la caída de los precios del petróleo en la década de 1980 provocó una crisis económica. La disminución de los ingresos petroleros llevó a la reducción de los programas sociales y a un empeoramiento del nivel de vida de la población. Esto generó descontento y protestas, lo que nuevamente condujo a la inestabilidad política.
En respuesta a la crisis económica, los gobiernos intentaron implementar reformas económicas. En 1989, se inició un programa de privatización destinado a reducir la intervención estatal en la economía. Sin embargo, estas medidas provocaron protestas, conocidas como "Caracazo", que se convirtieron en uno de los levantamientos más grandes en la historia del país. Las protestas fueron reprimidas con dureza, lo que llevó a nuevos disturbios y represiones políticas.
El conflicto y la violencia se convirtieron en una parte integral de la vida política de Venezuela a finales del siglo XX. La situación se agravó por fenómenos criminales y el aumento de la violencia, lo que generó profundas problemáticas sociales. El creciente descontento de la población condujo a la activación de movimientos de izquierda que comenzaron a oponerse al orden establecido.
Los militares jugaron un papel clave en la vida política del país. En 1992, ocurrieron dos intentos fallidos de golpe de estado, liderados por el comandante Hugo Chávez, quien pronto se convirtió en un símbolo de resistencia contra la antigua élite política. Este evento marcó el inicio de una nueva era, cuando los militares comenzaron a ejercer influencia sobre los procesos políticos en el país.
El siglo XX para Venezuela fue un tiempo de contrastes, donde el auge económico se asociaba a profundas crisis políticas. El país atravesó numerosas pruebas y su futuro seguía siendo incierto en medio de disturbios sociales e inestabilidad política. El análisis de este período ayuda a comprender mejor los problemas actuales de Venezuela y su compleja historia política.