Enciclopedia histórica

Etiopía en el siglo XX

La historia de Etiopía en el siglo XX estuvo marcada por cambios políticos, económicos y sociales significativos. Fue un período de lucha por la independencia y la modernización, así como un tiempo de transición de un gobierno monárquico a una república socialista y democracia. A lo largo del siglo, Etiopía vivió varios eventos importantes, incluidos la invasión italiana, las reformas del emperador Haile Selassie, la llegada al poder de la junta militar marxista y la posterior lucha por la democracia. Los acontecimientos del siglo XX tuvieron un profundo impacto en la Etiopía moderna, su desarrollo social y económico, así como en sus relaciones internacionales.

Invasión de Italia y restauración de la independencia

En 1935, Italia, bajo el mando de Benito Mussolini, comenzó la segunda invasión de Etiopía. A pesar de la desesperada resistencia de los etíopes y el apoyo que el país recibió de la Sociedad de Naciones, las tropas italianas capturaron Addis Abeba en mayo de 1936. El emperador Haile Selassie se vio obligado a abandonar el país y acudir a la Sociedad de Naciones en busca de ayuda, pronunciando un famoso discurso en el que instaba a la comunidad mundial a resistir la agresión. Sin embargo, la Sociedad de Naciones no pudo intervenir de manera efectiva, y Etiopía permaneció bajo ocupación italiana hasta 1941.

Durante la Segunda Guerra Mundial, con el apoyo de las tropas británicas, Etiopía recuperó su independencia. Las fuerzas aliadas entraron en Etiopía, y Haile Selassie regresó al trono en 1941. La liberación se convirtió en un símbolo importante para los pueblos africanos, inspirándolos a luchar por la independencia de las potencias coloniales. Etiopía, como uno de los pocos países africanos independientes, se convirtió en un importante participante en el movimiento de descolonización y tuvo influencia en los procesos de autodeterminación en el continente.

Reformas del emperador Haile Selassie

Después de regresar al trono, Haile Selassie comenzó a modernizar y reformar Etiopía, buscando convertir al país en un estado fuerte e independiente. El emperador llevó a cabo una serie de reformas destinadas a fortalecer el poder central y mejorar el sistema de gobernanza. Una de las primeras reformas fue la creación de una constitución en 1955, que proclamó la monarquía como constitucional, aunque el poder real permaneció concentrado en manos del emperador. La constitución preveía órganos legislativos y derechos civiles, pero su influencia era limitada.

A lo largo de su reinado, Haile Selassie se esforzó por desarrollar la economía y el ámbito social. Se realizaron inversiones significativas en infraestructura, educación y salud. El emperador prestó especial atención a la mejora de las carreteras, a la construcción de nuevas escuelas y hospitales, lo que contribuyó al desarrollo de la infraestructura urbana y a la modernización de la sociedad. Sin embargo, muchas reformas fueron superficiales y no abordaron problemas sociales y de tierras más profundos, lo que generó descontento en la sociedad.

Papel internacional y movimiento por la independencia de África

En el siglo XX, Etiopía desempeñó un papel significativo en la arena internacional. El país se convirtió en uno de los fundadores de la Organización de la Unidad Africana (OUA) en 1963, que fue creada para apoyar el proceso de descolonización y fortalecer la independencia de los estados africanos. Etiopía también participó activamente en la ONU y otras organizaciones internacionales, abogando por la resolución pacífica de conflictos y el respeto por la soberanía nacional. Addis Abeba se convirtió en un centro de actividad diplomática en África, lo que contribuyó a su estatus como la capital del continente africano.

Haile Selassie apoyó activamente el movimiento por la independencia de los países africanos del dominio colonial europeo. Se convirtió en un símbolo de la lucha por la libertad y la justicia en África. Sus esfuerzos por fortalecer la unidad y solidaridad africanas ayudaron a inspirar a muchos países a luchar por la independencia, haciendo de Etiopía uno de los países clave en el espacio político africano.

Revolución de 1974 y gobierno del DERG

A comienzos de la década de 1970, creció el descontento en Etiopía con el régimen de Haile Selassie. Las dificultades económicas, la sequía, el hambre y la falta de reformas serias provocaron críticas al emperador y protestas en la sociedad. En 1974, los militares tomaron el poder, derrocando al emperador y proclamando la creación de un consejo administrativo militar conocido como DERG. Esta revolución marcó el final de una monarquía de varios siglos en Etiopía y comenzó una nueva etapa en la historia del país.

El DERG, bajo el liderazgo de Mengistu Haile Mariam, estableció un régimen marxista-leninista en el país. En 1975, se nacionalizó toda la propiedad privada y la tierra fue transferida al estado. Comenzó una colectivización masiva que encontró una significativa resistencia por parte de los campesinos y llevó a numerosos conflictos internos. La economía del país sufrió por esta política, y a pesar de los intentos de mejorar la situación de los trabajadores y campesinos, las condiciones económicas en el país empeoraron.

Hambruna y represión política

Uno de los acontecimientos más trágicos durante el gobierno del DERG fue la hambruna que afectó a las regiones del norte del país entre 1983 y 1985. La sequía y la ineficaz política agraria llevaron a una hambruna masiva que cobró la vida de cientos de miles de etíopes. En el mundo se llevó a cabo una gran campaña de ayuda que atrajo la atención de la comunidad internacional sobre la grave situación en Etiopía. La hambruna se convirtió en un símbolo del sufrimiento del pueblo y de la vulnerabilidad del régimen autoritario.

El gobierno del DERG también se caracterizó por duras represiones. Los opositores políticos fueron arrestados y ejecutados, y el gobierno buscó reprimir cualquier opinión disidente. Las represiones afectaron a todos los sectores de la sociedad, y este período fue conocido como el "Terror Rojo". Miles de personas fueron asesinadas o encarceladas, lo que llevó a un aumento del descontento y de la resistencia al régimen.

Guerra de independencia de Eritrea y conflictos civiles

En el siglo XX, Etiopía también enfrentó el conflicto con Eritrea, que aspiraba a la independencia. El Frente de Liberación de Eritrea llevó a cabo una lucha armada contra las autoridades etíopes durante varias décadas. Este conflicto se intensificó durante el gobierno del DERG, cuando la independencia de Eritrea fue oficialmente reprimida y el país permaneció como parte de Etiopía. Sin embargo, a finales del siglo XX, tras la caída del régimen del DERG, Eritrea logró su independencia y en 1993 se convirtió en un estado soberano.

Los conflictos civiles también continuaron desgarrando a Etiopía. En medio de dificultades económicas y represión, estallaron levantamientos en diversas regiones del país, especialmente en el norte y el este. Grupos nacionales y étnicos abogaron por la autonomía y en contra del gobierno central. Estos conflictos socavaron la estabilidad y complicaron aún más la situación en el país.

Caída del DERG y transición a la democracia

A finales de la década de 1980, el régimen del DERG se debilitó bajo la presión de conflictos internos y sanciones internacionales. En 1991, después de años de lucha armada y los esfuerzos de movimientos opositores, el régimen de Mengistu Haile Mariam fue derrocado. Él huyó a Zimbabue, y el poder en el país pasó a un gobierno de transición encabezado por el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (FDRE), que proclamó un rumbo hacia reformas democráticas.

Con el establecimiento del nuevo gobierno, comenzó el proceso de democratización en el país. En 1994 se adoptó una nueva constitución que estableció un sistema federal y aseguró los derechos de las nacionalidades a la autodeterminación. En 1995 se llevaron a cabo las primeras elecciones multipartidistas, en las que el primer ministro fue Meles Zenawi. El nuevo rumbo del gobierno se dirigió a estabilizar el país, modernizar la economía y establecer normas democráticas.

Desarrollo económico y reformas sociales a finales del siglo XX

Tras la caída del DERG y el establecimiento de un régimen democrático, Etiopía comenzó a restaurar su economía y desarrollar su infraestructura. En la década de 1990, el gobierno implementó una serie de reformas destinadas a atraer inversiones extranjeras y crear condiciones favorables para la empresa privada. El país recibió apoyo de organizaciones internacionales como el Banco Mundial y el FMI, lo que contribuyó al crecimiento económico y a la modernización de la infraestructura.

Las reformas sociales se dirigieron a mejorar el nivel de vida de la población, el desarrollo de la educación y la salud. El gobierno trabajó en la ampliación del acceso a la atención médica y a la educación, lo que permitió mejorar significativamente los indicadores en salud y alfabetización. A pesar de las dificultades y los problemas persistentes, Etiopía logró éxitos significativos en su camino hacia un desarrollo sostenible.

Conclusión

El siglo XX fue para Etiopía un tiempo de cambios y transformaciones significativas. Desde la monarquía de Haile Selassie hasta el gobierno marxista del DERG y la posterior transición a la democracia, cada época dejó una profunda huella en la historia del país. Etiopía enfrentó numerosas pruebas, como la ocupación italiana, la hambruna, las guerras civiles y las crisis económicas, pero mantuvo su independencia y su identidad cultural.

La Etiopía de hoy hereda la rica historia del siglo XX, que ha moldeado su cara moderna. El país sigue desarrollándose y esforzándose por alcanzar la estabilidad, usando las lecciones del pasado y buscando el progreso. La historia de Etiopía en el siglo XX es un testimonio de la resistencia y la fuerza de su pueblo, que a pesar de las dificultades, logró preservar su cultura, independencia y aspiración a un futuro mejor.

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