La segunda guerra cubana por la independencia, también conocida como "Guerra de 1895", comenzó el 24 de febrero de 1895 y continuó hasta el 12 de agosto de 1898. Esta guerra fue un paso decisivo en la lucha del pueblo cubano por la independencia del dominio colonial español y tuvo un impacto significativo en la historia no solo de Cuba, sino de toda la región de América Latina.
Las causas de la segunda guerra cubana por la independencia se encuentran en los fracasos de la primera guerra (1868-1878), en la cual Cuba no logró obtener su independencia. Durante las dos décadas siguientes, los cubanos continuaron experimentando opresión y explotación por parte de las autoridades españolas. Los principales factores que contribuyeron al inicio de la guerra incluyen:
La segunda guerra cubana por la independencia comenzó el 24 de febrero de 1895 con un ataque de los rebeldes cubanos bajo el mando de José Martí, Antonio Machado y Gustavo Machado contra las posiciones españolas. Proclamaron la necesidad de liberar a Cuba del dominio español. Este evento fue la señal para el inicio de un levantamiento masivo en toda la isla.
Una de las estrategias clave de los rebeldes fue el uso del principio de "tierra quemada", similar a la táctica utilizada durante la primera guerra. Esto significaba la destrucción de todos los recursos que podrían ayudar a las fuerzas españolas y la creación de condiciones difíciles para la conducción de operaciones de combate contra las fuerzas cubanas.
A lo largo de la guerra, ocurrieron muchos eventos significativos que influyeron en su curso:
La primera gran batalla tuvo lugar en marzo de 1895 y fue emblemática para los rebeldes cubanos. Bajo el mando de Machado, los rebeldes derrotaron a las fuerzas españolas, lo que elevó la moral de los cubanos y atrajo a nuevos partidarios a la causa de la independencia.
Las autoridades españolas respondieron rápidamente al levantamiento enviando tropas adicionales a Cuba, lideradas por el general Valeriano Weyler. En 1896, comenzó una amplia campaña de contraofensiva cuyo objetivo era suprimir la resistencia cubana. Las fuerzas españolas utilizaron métodos brutales, incluyendo la devastación de aldeas y el desplazamiento forzoso de la población local a campos de concentración.
El conflicto atrajo la atención de la comunidad internacional, en particular de EE. UU., que comenzaron a mostrar interés por el destino de Cuba. La opinión pública estadounidense apoyó a los cubanos, y muchos políticos empezaron a abogar por la intervención de EE. UU. Esto creó tensión entre España y EE. UU., que finalmente jugaría un papel importante en el resultado de la guerra.
En 1898, después de que estalló el incidente del acorazado "Maine" en La Habana, EE. UU. declaró la guerra a España. Las fuerzas estadounidenses se unieron al conflicto del lado de los rebeldes cubanos. Como resultado de la guerra, ocurrieron eventos importantes, como la batalla de Santiago de Cuba, donde las tropas estadounidenses y cubanas lograron una victoria decisiva sobre las fuerzas españolas.
La guerra terminó el 12 de agosto de 1898 con la firma del Tratado de Paz de París. España reconoció la independencia de Cuba, sin embargo, esto no significó una liberación completa. Como resultado de la guerra, EE. UU. asumió el control de Puerto Rico, Guam y Filipinas, lo que llevó a un aumento de su influencia en la región caribeña.
Cuba formalmente se convirtió en independiente, pero en la práctica cayó bajo un protectorado estadounidense. Esto creó contradicciones y tensiones entre los cubanos, ya que muchos esperaban independencia total y libertad, y no un nuevo control colonial.
La segunda guerra cubana por la independencia se convirtió en un momento importante en la formación de la identidad nacional cubana. Impulsó a los cubanos a resistir activamente el dominio colonial y fomentó la creación de nuevos movimientos políticos y sociales. La guerra también fortaleció las ideas de independencia y autogobierno, que más tarde se convertirían en la base para futuros movimientos revolucionarios.
Cuba continuó bajo la influencia de EE. UU., lo que generó descontento entre los cubanos. Este descontento eventualmente llevará a la Revolución Cubana de 1959, cuando el poder en el país será tomado por Fidel Castro, quien iniciará una nueva era en la historia de Cuba.
La segunda guerra cubana por la independencia jugó un papel clave en la formación de la identidad cubana y en la lucha por la independencia. Marcó la etapa final de la lucha de los cubanos contra el dominio colonial español y el inicio de un nuevo período en la historia del país, que finalmente conducirá a la revolución y el cambio en la estructura política de Cuba.