Los períodos griego y romano son etapas importantes en la historia de Malta, que han tenido una influencia significativa en la cultura, la arquitectura y la estructura social de la isla. Desde la conquista de Malta por los griegos hasta su integración en el Imperio Romano, la isla se convirtió en un importante centro de comercio e intercambio cultural.
El período griego en Malta abarca aproximadamente los siglos V-IV antes de nuestra era. Los griegos comenzaron a colonizar la isla en busca de nuevas oportunidades comerciales y de expansión de su influencia en el Mediterráneo.
Los griegos fundaron varios asentamientos comerciales en la isla, lo que fomentó el desarrollo de la economía y la cultura. Malta se convirtió en parte de la esfera cultural griega, y la población local adoptó las tradiciones y costumbres griegas.
Durante este período, Malta experimentó el desarrollo de la arquitectura y el arte griegos. Poco a poco, se empezaron a construir templos y otras edificaciones que reflejaban los estilos griegos. Existen evidencias de que en este tiempo se llevaban a cabo representaciones teatrales y juegos deportivos, inspirados en las tradiciones griegas.
Desde el año 218 antes de nuestra era, Malta se convirtió en parte del Imperio Romano. Este evento marcó el inicio de una nueva etapa en la historia de la isla, cuando se transformó en un importante centro estratégico y comercial en el Mediterráneo.
Los romanos llevaron a Malta nuevas tecnologías, estilos arquitectónicos y tradiciones culturales. Bajo su dominio, se construyó una serie de nuevas ciudades, incluida Melita (la actual La Valeta), que se convirtió en un importante centro de comercio y administrativo de la región.
Los romanos construyeron numerosas edificaciones impresionantes, incluidos teatros, anfiteatros y baños. Uno de los más conocidos edificios arquitectónicos romanos en Malta es el teatro romano en Mdina, que se ha conservado hasta nuestros días.
Bajo el dominio romano, la economía de Malta prosperó gracias al comercio y la agricultura. La isla se convirtió en un importante punto de transbordo para los bienes que pasaban por el Mediterráneo. Los romanos introdujeron nuevos métodos de cultivo, lo que aumentó la productividad agrícola.
Durante el período de dominio romano en Malta, también ocurrieron cambios en la vida religiosa. El cristianismo comenzó a expandirse en la isla, especialmente después de que San Pablo naufragó y llegó a Malta en el siglo I de nuestra era. Este evento se convirtió en un punto de inflexión en la historia de la isla.
Según la tradición, San Pablo predicó el cristianismo en Malta y fundó la primera comunidad cristiana. Esto sentó las bases para la posterior difusión de la fe cristiana y la construcción de las primeras iglesias cristianas.
Los períodos griego y romano en Malta han dejado una profunda huella en la historia y la cultura de la isla. La influencia de griegos y romanos moldeó el patrimonio arquitectónico, la estructura económica y las tradiciones religiosas, que continúan influyendo en la Malta moderna. Estas etapas históricas sentaron las bases para el desarrollo posterior de la isla y su integración en un contexto cultural y político más amplio del Mediterráneo.