La historia de Moldavia comienza en los tiempos más antiguos, cuando las primeras personas ocuparon su territorio. Según datos arqueológicos, la presencia humana aquí se data desde los tiempos del Paleolítico temprano. Los restos de herramientas, artefactos de piedra y viviendas de los hombres primitivos permiten afirmar que la región ha estado habitada durante más de 10 mil años. Las condiciones de vida eran bastante favorables gracias al clima templado, los bosques, los ríos y los suelos fértiles que proporcionaban suficientes recursos para los antiguos habitantes.
En la época del Paleolítico tardío y el Mesolítico, las personas en el territorio de Moldavia se dedicaban a la caza, la recolección y la pesca. Estas antiguas comunidades dejaron numerosos hallazgos arqueológicos, incluidos herramientas de piedra, huesos de animales utilizados como alimento y restos de viviendas. Los hallazgos arqueológicos de este período se encuentran en los territorios de las actuales regiones de Moldavia, lo que evidencia la amplia dispersión de antiguos asentamientos en todo el país.
La Cultura de Starčeva-Criș, que surgió durante el Neolítico temprano, se considera una de las primeras culturas agrícolas en la región. Los arqueólogos la datan en los siglos VII–VI a.C., y abarcaba territorios de la moderna Moldavia, Rumanía y parcialmente Ucrania. Las principales actividades de los representantes de esta cultura eran la agricultura y la ganadería, lo que constituyó un paso importante en el desarrollo de la sociedad. Las personas de esta cultura comenzaron a utilizar herramientas más complejas, estaban involucradas en la elaboración de pan y también dominaban la cerámica. Los artefactos encontrados incluyen cerámica, adornos y herramientas de piedra y hueso.
En los asentamientos de Starčeva-Criș también se han descubierto construcciones que consisten en casas simples de una planta, construidas de madera y cubiertas de arcilla. La planificación de los asentamientos era relativamente simple, pero indica la existencia de una comunidad organizada con una estructura social específica. La base de la dieta consistía en granos, carne de animales domésticos, así como caza y pescado. Las creencias religiosas de los antiguos se reflejaron en sus rituales funerarios y rituales relacionados con el culto a los ancestros y la naturaleza.
Una de las culturas más destacadas del Neolítico y Eneolítico que prosperó en el territorio de Moldavia es la Cultura Cucuteni-Trióilă, que existió desde el 5200 hasta el 2750 a.C. Esta cultura era única por sus productos de cerámica decorados, incluidos recipientes con patrones geométricos, productos ornamentados y figurativos. Las personas de la Cultura Cucuteni-Trióilă creaban esculturas de barro refinadas y utensilios decorados con motivos complejos.
Los asentamientos de esta cultura alcanzaron grandes dimensiones y estaban organizados en un esquema circular. Algunos de ellos contaban con hasta 15 mil habitantes, lo que indica una alta densidad de población y una estructura social desarrollada. Las personas de la Cultura Cucuteni-Trióilă construyeron grandes casas, que estaban recubiertas de arcilla y decoradas con pinturas murales. Se dedicaban a la agricultura, la ganadería y el comercio, así como al desarrollo de oficios y artes. El alto nivel de destreza en la cerámica y el trabajo en metal indica una sociedad compleja con habilidades de producción avanzadas.
Durante el periodo del Eneolítico y la Edad del Bronce, nuevas tribus comenzaron a penetrar en el territorio de Moldavia, trayendo consigo tecnologías de procesamiento de metales. Las antiguas culturas de este periodo comenzaron a utilizar cobre y luego bronce, lo que impulsó el desarrollo de herramientas, armas y adornos. Las culturas más conocidas de este periodo en Moldavia fueron las culturas de la Tumba y de la Cata-comba, cuyos representantes empezaron a realizar entierros en túmulos, lo que indica cambios significativos en las creencias religiosas y sociales.
La cultura de la Tumba, que existió en el III milenio a.C., era nómada y probablemente se dedicaba a la ganadería. Los artefactos que dejaron incluyen objetos de bronce, recipientes de arcilla y adornos. En los asentamientos de la cultura de la Cata-comba, los arqueólogos encontraron signos de complejos rituales funerarios, que indican creencias tempranas sobre la vida después de la muerte. Estas culturas contribuyeron al desarrollo del comercio y el intercambio, lo que fomentó los contactos culturales con otras regiones.
A finales del II milenio a.C., en el territorio de la moderna Moldavia aparecen asentamientos que pueden considerarse proto-ciudades. Las investigaciones arqueológicas muestran que la gente comenzó a crear estructuras más complejas para protegerse de ataques y construyó fortificaciones alrededor de los asentamientos. Estas fortificaciones incluían terraplenes y fosos, lo que permitía proteger a la población y a la propiedad. Entre los hallazgos arqueológicos más conocidos de este periodo se encuentran los restos de fortificaciones, asentamientos y enterramientos.
En la Edad del Bronce Tardío, en el territorio de Moldavia, se desarrollaron oficios como la metalurgia, la cerámica y la producción textil. La gente comenzó a crear herramientas y adornos de bronce, lo que indica un progreso tecnológico. El desarrollo de la agricultura y la ganadería contribuyó al aumento de la población y a la consolidación de un estilo de vida sedentario. El comercio con regiones vecinas también desempeñó un papel importante en la economía y la cultura de la sociedad de entonces.
Con la llegada de la Edad de Hierro alrededor del 1200 a.C., en Moldavia comenzaron a utilizar herramientas y armas de hierro, lo que cambió notablemente la economía y la guerra. El hierro, siendo un material más accesible y duradero, permitió la producción de herramientas y armas de mayor calidad, lo que contribuyó al aumento de la productividad en la agricultura y las artesanías. Las tribus que habitaban en el territorio de la moderna Moldavia se volvieron más organizadas, fortificaron sus asentamientos y comenzaron a librar guerras más activas con sus vecinos.
En ese tiempo, tribus nómadas de escitas, sármatas y otros pueblos comenzaron a penetrar en el territorio de Moldavia, lo que llevó a un intercambio cultural y asimilación. Estos contactos estimularon el desarrollo de la cultura local y ayudaron a difundir nuevas tecnologías. En algunos asentamientos se han encontrado artefactos que indican comercio con colonias griegas en el Mar Negro. Así, en la Edad de Hierro, el territorio de Moldavia se convirtió en parte de un sistema más amplio de vínculos culturales y económicos.
Los antiguos asentamientos en el territorio de Moldavia han dejado un rico patrimonio arqueológico que incluye herramientas, objetos domésticos, enterramientos y cerámica. Muchos de estos hallazgos se pueden ver en los museos del país y representan importantes testimonios del pasado, ilustrando el desarrollo de tecnologías, cultura y estructuras sociales. La investigación arqueológica proporciona información sobre cómo cambiaron la vida y la cultura de los antiguos pueblos a lo largo de los siglos.
Particular importancia en el estudio de la historia antigua de Moldavia tienen culturas como la de Starčeva-Criș y la Cultura Cucuteni-Trióilă. Su contribución al desarrollo de la agricultura, la artesanía y el arte afectó significativamente las épocas posteriores. Estas culturas no solo dan testimonio de un alto nivel de sofisticación y organización de los antiguos, sino que también muestran un complejo panorama de su cosmovisión, religión y relaciones con el entorno.
La historia de los antiguos asentamientos en el territorio de Moldavia es una parte importante del patrimonio cultural del país. Arroja luz sobre la vida y el estilo de vida de los antiguos pueblos que, hace milenios, dieron sus primeros pasos hacia la creación de una sociedad organizada. Sus logros y tradiciones culturales han dejado una huella indeleble, formando la base para la formación de futuras civilizaciones en esta región.