La segunda mitad del siglo XX fue un período de cambios significativos para Panamá, abarcando importantes transformaciones políticas, económicas y sociales. Esta época se recuerda tanto por la lucha por la independencia de la influencia estadounidense como por los conflictos internos que afectaron el desarrollo del país.
Después de la entrega del control del Canal de Panamá a Panamá en 1999, el país enfrentó inestabilidad política. En 1968, como resultado de un golpe de estado, llegó al poder el general Omar Torrijos, quien encabezó un gobierno militar y comenzó a implementar reformas.
Torrijos buscó establecer justicia social y mejorar la vida de la población. Inició reformas agrarias destinadas a la redistribución de tierras y trató de mejorar el acceso a la educación y la salud. Sin embargo, su gobierno también estuvo marcado por la represión contra la oposición y violaciones de derechos humanos.
En 1977 se firmó el Tratado Carter-Torrijos, que preveía la transferencia del control del Canal de Panamá a Panamá para el 31 de diciembre de 1999. Este tratado fue el resultado de largas negociaciones entre EE. UU. y Panamá y representó un paso importante hacia el fortalecimiento de la soberanía del país.
Sin embargo, en EE. UU. hubo fuertes opositores a este tratado, lo que generó una polémica política. Los partidarios afirmaron que era un paso necesario para respetar los derechos de Panamá, mientras que los opositores creían que debilitaría las posiciones estratégicas de EE. UU. en la región.
Tras la muerte de Torrijos en 1981, comenzó una nueva era de inestabilidad política. El general Manuel Noriega asumió el poder y utilizó métodos represivos para suprimir la oposición y mantener el control. Noriega también estuvo involucrado en el narcotráfico y la corrupción, lo que llevó al deterioro de las relaciones con EE. UU.
Para finales de la década de 1980, la tensión entre Noriega y los Estados Unidos alcanzó un punto crítico. En 1989, después de que Noriega fue acusado de corrupción y crímenes contra la humanidad, EE. UU. inició la operación «Causa Justa», que resultó en el derrocamiento de su régimen y el establecimiento de un gobierno provisional.
Después del derrocamiento de Noriega y el restablecimiento del gobierno civil, Panamá inició un periodo de transición. En la década de 1990, el país buscó reconstruir su economía y llevar a cabo elecciones democráticas. En 1994, se realizaron elecciones que constituyeron un paso importante hacia la restauración de la estabilidad política.
Una parte importante del proceso político fue la creación de nuevos partidos y el fortalecimiento de la sociedad civil. Como resultado, el sistema político de Panamá comenzó a adaptarse a las demandas contemporáneas, y los ciudadanos empezaron a participar de manera más activa en la vida política.
La segunda mitad del siglo XX también fue un tiempo de cambios económicos para Panamá. El país continuó desarrollando la infraestructura relacionada con el Canal de Panamá, lo que proporcionó ingresos significativos. El gobierno atrajo activamente inversiones extranjeras, lo que favoreció el crecimiento de diversos sectores de la economía.
El sector servicios, incluyendo los servicios bancarios y turísticos, se convirtió en la base de la economía de Panamá. El país se transformó en un importante centro financiero para Centro y Sudamérica, gracias a su ubicación estratégica y zonas económicas libres.
La vida social en Panamá también experimentó cambios. A pesar del crecimiento económico, muchos ciudadanos continuaron enfrentando dificultades. Existían problemas de desigualdad en los ingresos, acceso a la educación y la salud. Los movimientos sociales comenzaron a ganar fuerza, exigiendo mejoras en la vida de todos los ciudadanos.
Un aspecto importante fue el aumento de la conciencia sobre los derechos humanos y la lucha por su cumplimiento. Las organizaciones civiles comenzaron a actuar activamente para aumentar la sensibilización sobre problemas sociales y atraer la atención hacia la necesidad de reformas.
La vida cultural de Panamá en la segunda mitad del siglo XX también evolucionó. La influencia de los pueblos indígenas, la cultura colonial española y las tradiciones africanas crearon un patrimonio cultural único. Durante este tiempo, el arte, la literatura y la música comenzaron a desarrollarse de manera activa.
Los eventos culturales, como los carnavales y festivales, se convirtieron en una parte integral de la vida del país, reflejando su diverso patrimonio cultural. La música, incluyendo el reguetón y la salsa, también ganó popularidad, convirtiéndose en un símbolo de la identidad panameña.
La segunda mitad del siglo XX fue para Panamá un período de cambios, desafíos complejos y logros. El país, que superó las dificultades relacionadas con la inestabilidad política y los desafíos económicos, comenzó a construir su identidad como estado independiente. La construcción del Canal de Panamá y su importancia continuaron influyendo en la economía, mientras que los movimientos sociales y culturales forjaron una nueva realidad panameña.