El siglo XX fue para Afganistán un tiempo de cambios y convulsiones significativas, abarcando eventos desde la colonización hasta la independencia y la guerra civil. Este período estuvo lleno de cambios políticos, sociales y culturales que tuvieron un profundo impacto en la vida del pueblo afgano y que definieron el futuro del país.
A principios del siglo XX, Afganistán seguía bajo la influencia de potencias importantes como Gran Bretaña y Rusia. El final del siglo XIX estuvo marcado por la Segunda Guerra Anglo-Afgana (1878–1880), tras la cual se estableció la intervención británica en los asuntos afganos. Afganistán se convirtió en una zona de amortiguamiento entre la India Británica y el Imperio Ruso, lo que tuvo un fuerte impacto en los asuntos internos del país.
En 1919, tras el final de la Primera Guerra Mundial, Afganistán, bajo el liderazgo del rey Amanullah Khan, proclamó su independencia de Gran Bretaña. Esto llevó a la Tercera Guerra Anglo-Afgana (1919), en la que las tropas afganas capturaron con éxito posiciones estratégicas y lograron el reconocimiento de su independencia.
Tras obtener la independencia, Amanullah Khan inició una serie de reformas a gran escala destinadas a modernizar el país. Buscó crear un estado moderno, inspirándose en modelos europeos. La reforma de la educación, el sistema de salud y la gobernanza se convirtieron en prioridades principales.
El rey promocionó activamente los derechos de las mujeres, lo que provocó una fuerte resistencia por parte de círculos tradicionales y religiosos. Los intentos de reformar la sociedad llevaron a la inestabilidad política. En 1929, el rey fue derrocado en un golpe de estado, y Afganistán enfrentó nuevos desafíos políticos.
En la década de 1930, el país experimentó un período de inestabilidad. Los períodos de gobierno se sucedían, lo que llevó a un aumento de la influencia tribal y a conflictos. Al mismo tiempo, las fuerzas externas continuaron ejerciendo una influencia significativa en la vida política de Afganistán.
En 1933, el rey Zahir Shah ascendió al trono, gobernando hasta 1973. Su reinado fue un tiempo de relativa paz y desarrollo económico. Sin embargo, los antiguos problemas políticos persistieron, y la sociedad continuó dividida entre valores tradicionales y un deseo de reformas modernas.
En 1973, se produjo un golpe militar y Zahir Shah fue derrocado por su primo Daud Khan. Proclamó la república e intentó implementar una serie de reformas económicas y sociales. Sin embargo, su gobierno enfrentó una fuerte oposición, y pronto el país se sumió en el caos.
En 1978, se produjo una revolución comunista en Afganistán y llegó al poder el Partido Democrático Popular de Afganistán. El nuevo gobierno comenzó a llevar a cabo reformas radicales destinadas a cambiar la estructura social y a implementar ideales comunistas. Esto provocó una resistencia por parte de diversas tribus y grupos religiosos.
En 1979, en respuesta al creciente descontento y la revuelta contra el régimen comunista, la Unión Soviética envió sus tropas a Afganistán para apoyar al nuevo gobierno. Esta intervención marcó el inicio de una guerra de diez años que se convirtió en uno de los períodos más trágicos en la historia del país.
La resistencia afgana, conocida como muyahidines, recibió apoyo de países occidentales, incluyendo a los Estados Unidos, que veían en este conflicto una oportunidad para contrarrestar la influencia soviética. Los muyahidines, organizados en diversos grupos, llevaron a cabo una guerra de guerrillas contra las tropas soviéticas, lo que resultó en enormes pérdidas humanas y destrucción.
Después de la retirada de las tropas soviéticas en 1989, la situación en el país siguió siendo inestable. La guerra civil continuó, y diferentes facciones lucharon por el poder. En 1992, el gobierno comunista fue derrocado, y comenzó la lucha por el poder entre los muyahidines.
En 1996, el grupo Talibán tomó el poder, estableciendo un régimen islámico estricto y limitando considerablemente los derechos de las mujeres. Este nuevo régimen llevó a un deterioro de la situación humanitaria y al aislamiento internacional de Afganistán.
En 2001, los eventos del 11 de septiembre cambiaron la situación política. Estados Unidos y sus aliados invadieron Afganistán, lo que puso fin al régimen del Talibán. Después de eso, se restableció una nueva administración afgana y comenzó el trabajo de reconstrucción del país.
El siglo XX fue una época de cambios significativos para Afganistán. Desde la obtención de la independencia y la búsqueda de modernización hasta los conflictos, la intervención externa y la guerra civil, la historia de este período está llena de tragedias y esperanzas. A pesar de los numerosos desafíos, el pueblo afgano continúa esforzándose por alcanzar la paz y la estabilidad en su estado, construyendo el futuro sobre las lecciones del pasado.