El período de Azerbaiyán dentro del Imperio Ruso abarca más de un siglo y fue decisivo para la formación del moderno estado azerbaiyano y su identidad. Este tiempo estuvo lleno de cambios políticos y sociales que impactaron significativamente el desarrollo del país y su población.
A finales del siglo XVIII y principios del XIX, el territorio del Azerbaiyán moderno estaba bajo la influencia de diversos estados, incluyendo el Imperio Persa y el Imperio Otomano. Durante este tiempo, se libraron frecuentes guerras por el control del Cáucaso. Rusia, buscando expandir sus fronteras y fortalecer su influencia en la región, intervino activamente en los asuntos del Cáucaso.
Como resultado de varias guerras, en particular las guerras ruso-persa de 1804-1813 y 1826-1828, Rusia pudo establecer el control sobre una parte del territorio de Azerbaiyán. En 1813 se firmó el Tratado de Gulistán, que consolidó para Rusia las tierras en la costa norte del Mar Caspio, incluyendo Bakú y otras ciudades clave. Este tratado marcó el comienzo de un largo período de dominio ruso en la región.
La incorporación de Azerbaiyán al Imperio Ruso fue un catalizador para cambios sociales y económicos significativos. Rusia comenzó a implementar reformas dirigidas a la modernización de la región. Se desarrolló la infraestructura: se construyeron carreteras, ferrocarriles y se mejoró el sistema de comunicación. Estos cambios favorecieron el crecimiento económico y la mejora del comercio.
Con el inicio del siglo XIX, la industria del petróleo se desarrolló activamente en Azerbaiyán. Bakú se convirtió en uno de los centros de extracción de petróleo del mundo, atrayendo a numerosos inversores, incluidos extranjeros. El auge económico relacionado con la industria petrolera favoreció el aumento de la población urbana, y Bakú rápidamente se transformó en un importante centro industrial y cultural.
Al final del siglo XIX, en medio de cambios sociales y crecimiento económico, comenzó la formación activa de la conciencia nacional azerbaiyana. La inteligencia, inspirada en ideas de renacimiento nacional, comenzó a desarrollar la cultura y el idioma. Surgieron organizaciones literarias y culturales que promovieron la difusión del idioma y la literatura azerbaiyana.
Figuras importantes en este proceso incluyeron a Nizami, Fizuli y otros clásicos, cuyas obras se convirtieron en símbolos de la identidad nacional. Uno de los logros significativos fue la creación del primer periódico azerbaiyano "Yeni Rusya", que comenzó a publicarse en 1906. Este fue un paso importante en el desarrollo de la prensa y la educación en Azerbaiyán.
A comienzos del siglo XX, comenzaron a activarse movimientos políticos en Azerbaiyán dirigidos a lograr autonomía e independencia. En 1905, estallaron manifestaciones masivas en Bakú, lo que evidenció el creciente descontento entre la población. Los azerbaiyanos comenzaron a exigir mayor autonomía y derechos para su pueblo dentro del Imperio Ruso.
La Primera Guerra Mundial tuvo un impacto significativo en la situación política de la región. En medio de la guerra, muchas de las tropas y la población se vieron involucradas en el conflicto, lo que agravó los problemas sociales y económicos. En 1917, tras las revoluciones de febrero y octubre, Rusia comenzó un proceso de desintegración que abrió nuevas oportunidades para los movimientos nacionales.
En 1918, en medio del caos y la descomposición del Imperio Ruso, se proclamó la independencia de la República Democrática de Azerbaiyán. Este evento fue la culminación de la lucha por la conciencia nacional y la autonomía. Sin embargo, la independencia resultó efímera, ya que en 1920 el territorio de Azerbaiyán fue ocupado por el ejército soviético, poniendo fin a un breve período de autonomía.
La influencia del Imperio Ruso en el desarrollo de Azerbaiyán se sintió incluso después de la creación de la Unión Soviética. A lo largo del siglo XX, el país continuó enfrentándose a diversos desafíos y cambios relacionados con la transición al socialismo y la posterior integración en el sistema soviético.
El legado de la estancia de Azerbaiyán en el Imperio Ruso continúa influyendo en su desarrollo moderno. El dominio ruso trajo numerosos cambios a la vida social, cultural y económica del país. Azerbaiyán se volvió más integrado en la economía internacional, y el desarrollo de la industria petrolera sentó las bases para la prosperidad actual.
Por otro lado, este tiempo también estuvo relacionado con la represión de los movimientos nacionales y las peculiaridades culturales. Conflictos similares siguen siendo relevantes en la actualidad, cuando el país busca preservar su identidad en un contexto de globalización.
Azerbaiyán en el Imperio Ruso es un período complejo y multifacético que tuvo un impacto significativo en la formación del moderno estado azerbaiyano. Los cambios políticos, económicos y culturales que ocurrieron durante este tiempo siguen siendo relevantes para entender el contexto histórico y la identidad del país. Este período es una etapa importante en la historia de Azerbaiyán y sirve de base para futuros estudios y discusiones.