La dinastía Joseon, que gobernó desde 1392 hasta 1910, fue una de las dinastías más largas en la historia mundial y sentó muchas bases para la cultura coreana moderna. El fundador de la dinastía fue Lee Seong-gye, quien se proclamó rey Taejo tras derrocar a la dinastía Goryeo. Al ascender al trono, trasladó la capital a la ciudad de Hansan, que hoy se conoce como Seúl, e implementó una nueva política dirigida a fortalecer el estado centralizado.
Joseon se convirtió en una dinastía basada en los principios del neoconfucianismo, lo que la diferenció notablemente de los gobernantes anteriores. Los valores confucianos se convirtieron en la base de todas las esferas de la vida, incluida la sistema legal, la educación y la estructura social. Esto fomentó el respeto por la educación, la honestidad, la ética y la formación de un sistema eficaz de selección de funcionarios a través de exámenes estatales. El confucianismo no solo se convirtió en una filosofía, sino en la ideología estatal que influía en cada esfera de la vida en Joseon.
Uno de los logros más significativos de la dinastía Joseon fue la creación del alfabeto coreano —el hangul. El rey Sejong el Grande, que gobernó en el siglo XV, introdujo el hangul para hacer la escritura accesible a todas las capas de la sociedad. Hasta ese momento, se utilizaban caracteres de la escritura china, cuyo aprendizaje requería mucho tiempo y limitaba la alfabetización de la población.
La creación del hangul no solo elevó el nivel de alfabetización, sino que también permitió a los coreanos expresar mejor sus características culturales y literarias. El rey Sejong también apoyó la ciencia, incluida la astronomía y la medicina. Durante el período Joseon se inventaron relojes astronómicos, relojes de agua, así como se mejoró la cartografía. Estos logros permitieron a Joseon ocupar posiciones avanzadas en el desarrollo cultural.
En la época de Joseon, la educación y los exámenes estatales jugaron un papel clave en la selección de funcionarios. La base del sistema educativo eran los textos confucianos, en los cuales los estudiantes estudiaban principios morales y éticos. Los exámenes estatales, conocidos como "gwago", se convirtieron en una herramienta crucial para seleccionar funcionarios capaces y dignos.
El sistema gwago incluía tres niveles y se basaba en los textos confucianos y las habilidades literarias de los candidatos. Solo los mejores de los mejores podían ocupar altos cargos, lo que contribuyó a la creación de un aparato administrativo competente.
A pesar de sus logros, la dinastía Joseon enfrentó diversos desafíos, incluidas disputas internas y amenazas externas. En el siglo XVI, Joseon sufrió una invasión japonesa liderada por Toyotomi Hideyoshi. Las batallas navales bajo el mando del almirante Lee Sun-sin, quien inventó los "barcos tortuga", ayudaron a detener a los japoneses.
En el siglo XVII, la dinastía Joseon también se enfrentó a amenazas por parte de los manchúes. Después de una serie de conflictos militares, Corea se vio obligada a reconocer la dependencia vasallática del imperio Qing, lo que afectó su estatus internacional. Sin embargo, gracias a esfuerzos diplomáticos y aislamiento cultural, Joseon logró mantener su autonomía y evitar el control directo de otras potencias.
La economía de Joseon era principalmente agrícola. La base de la economía eran la agricultura y un sistema feudal simplificado, en el cual los campesinos trabajaban en tierras de la nobleza y pagaban impuestos. La mayor parte de la población estaba involucrada en la agricultura, lo que hacía que la economía del país fuera vulnerable ante desastres naturales y cambios climáticos.
La estructura social de Joseon incluía varios estratos, incluidos la nobleza, los ciudadanos comunes y los esclavos. La jerarquía social era rígida, y la transición entre estratos era extremadamente difícil. Sin embargo, el alto estatus de los eruditos e intelectuales resaltaba la importancia de la educación y la cultura en la sociedad coreana.
El sistema político de Joseon experimentó una serie de reformas, especialmente durante los reinados de los reyes Jongjo y Yeongjo en el siglo XVIII. Estos reyes intentaron fortalecer el poder central mediante la implementación de reformas administrativas y la lucha contra la corrupción. Jongjo estableció la Academia Real, donde los intelectuales y eruditos podían dedicarse libremente a la investigación.
Sin embargo, a pesar de los intentos de reforma, la corrupción continuó siendo un problema grave. En el siglo XIX, la inestabilidad política y la lucha entre diversas facciones de la nobleza llevaron al debilitamiento del poder de los reyes y a la gradual decadencia de la dinastía.
En el siglo XIX, Joseon enfrentó una creciente presión por parte de Occidente. Las potencias occidentales intentaron establecer relaciones comerciales, lo que generó descontento dentro del país. Después de una serie de incidentes con las fuerzas militares francesas y estadounidenses, Joseon adoptó una política de aislamiento, evitando contactos con extranjeros.
Sin embargo, a finales del siglo XIX, Japón comenzó a interferir activamente en los asuntos coreanos, buscando ampliar su influencia. Esto llevó a cambios significativos en la sociedad y economía coreanas, cuando Japón gradualmente debilitó la autoridad coreana y llevó a la anexión total de Corea en 1910.
El final de la dinastía Joseon llegó en 1910, cuando Corea fue anexada por el Imperio Japonés. Esto fue el resultado de una compleja combinación de problemas internos, disputas políticas, presión extranjera y la creciente intervención de Japón. La dinastía Joseon dejó de existir oficialmente, dando paso al gobierno colonial japonés, que duró hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
A pesar del fin de su reinado, Joseon dejó un legado significativo que continúa influyendo en la Corea del Sur y del Norte moderna. Las bases de la administración estatal, la escritura, los logros culturales y artísticos de la dinastía Joseon se convirtieron en elementos importantes de la identidad coreana. Los principios confucianos y el respeto por los mayores siguen siendo aspectos importantes de la sociedad coreana hasta el día de hoy.
Los monumentos arquitectónicos, como los palacios Changdeokgung y Gyeongbokgung, son símbolos del patrimonio cultural de Joseon y atraen a numerosos turistas. También el arte y la literatura del período Joseon, incluidos la poesía y las pinturas tradicionales, siguen siendo estudiados y apreciados como parte de la tradición cultural coreana.